Las realidades políticas cambiantes y los intercambios culturales brindaron muchas oportunidades para que los jugadores afroamericanos y latinos compitieran juntos en Cuba, República Dominicana, México, Puerto Rico, América del Sur y los EE. UU. hasta bien entrada la década de 1960. En 1945, los Brooklyn Dodgers de las Grandes Ligas reclutaron al ex jugador de cuadro de los Kansas City Monarchs, Jackie Robinson, para un contrato de ligas menores. Fue el primer afroamericano en más de 50 años en recibir tal oportunidad. Al preparar y proteger a Robinson y sus compañeros de equipo de la segregación en los EE. UU., los Dodgers realizaron numerosas sesiones de entrenamiento de primavera y exhibiciones en el Caribe, incluidos Cuba, República Dominicana y Panamá. La experiencia fue esencial para lo que se convertiría en el eventual ascenso de Robinson a las Grandes Ligas de Béisbol.
Dado que Major League Baseball aún no estaba completamente integrada y el cambio cultural se produjo lentamente en toda la liga, los jugadores negros estadounidenses y latinos continuaron compilando grandes temporadas de verano e invierno en el béisbol. Con la integración comenzando a ocurrir, las Ligas Negras, en particular, se convertirían en el escaparate para los jugadores afroamericanos y latinos que buscan oportunidades en las Grandes Ligas. Al mismo tiempo, las Ligas Negras comenzaban a desmoronarse a medida que perdían jugadores y fanáticos en las Grandes Ligas, y jugadores en Canadá y América Latina.
Aquellos jugadores reclutados para las ligas menores en los Estados Unidos, viajaron a ambientes raciales desafiantes en el sur y el medio oeste. Navegaron cuidadosamente por cuestiones de idioma y raza para demostrar que eran dignos de ser incluidos en el béisbol profesional y en la sociedad. A pesar de su lucha, forjaron un camino de gran competencia y muchos se convirtieron en algunos de los mejores jugadores en la historia del béisbol y establecieron el deporte como un pasatiempo favorito en todo el hemisferio occidental.